El río Zambeze, en África, es el más peligroso para hacer rafting. La fuerza salvaje de las corrientes origina olas difíciles de controlar con los botes. Es tal la fama de este río, que es conocido como 'suerte o muerte'. La violencia de sus rápidos, largos y con pendientes y caídas- hace que esta experiencia sólo sea apta para los más expertos con los remos. El río Zambeze es el cuarto más largo del continente africano y su volumen de agua es cuatro veces mayor que el río Colorado (EE UU) en su época más fuerte.
La Playa de Bolinas, en California, es otro enclave natural plagado de tiburones blancos. Estos grandes escualos acuden al conocido “Triangulo rojo” para alimentarse, una zona donde existe una gran población de elefantes y leones marinos, verdaderos manjares para estos fieros depredadores. El problema es cuando en su dieta se cuela algún surfista o nadador despistado.
Otro de los lugares más peligrosos donde mejor no acercarse es el Volcán Mayon en Filipinas. Situado a unos 360 kilómetros al sureste de Manila, en la isla de Luzón, esta montaña de fuego ha sido la causante de al menos cinco muertes durante 2013 por una explosión freática. Entre las víctimas, había una española. Los expertos alertan del peligro permanente y advierten a los montañeros de que se mantengan alejados al menos seis kilómetros de este volcán activo.
Al sur de la isla de Tahití, Teahupo'o se presenta como uno de los retos más buscados por los surfistas de la gran élite. Aquí se concentran las olas más peligrosas y temidas del planeta. No es su altura lo que da miedo -alcanzan los cinco metros-, sino la violencia con la que rompen las olas. La masa de agua que mueven es impresionante. Un golpe de este muro de calaveras (conocido así por los tahitianos) puede resultar fatal.
En el estrecho que conecta el mar interior de Seto con el Océano Pacífico se encuentra uno de los remolinos más famosos del mundo: Naruto. Con unas corrientes que superan lo 20 kilómetros por hora, el remolino puede alcanzar un diámetro de 20 metros. El movimiento de las mareas han creado este enorme torbellino convertido en todo un espectáculo turístico. Si bien no tiene la suficiente fuerza como para hundir un barco, lo cierto es que son bastante peligrosos para los buzos o nadadores.